La situación tan extraordinaría, incierta y dura que estamos viviendo puede transformar la forma en la que percibimos nuestra sociedad. Está acelerando procesos de adaptación a nuevas formulas de trabajo, como el teletrabajo, haciéndonos ver la necesidad de los espacios abiertos, de la naturaleza, ... Os ánimo a compartir vuestras ideas sobre ¿cómo cambiará el coronavirus la percepción del mundo rural? y que co-creemos escenarios posible en un futuro inmediato en nuestras comarcas, ¿cómo cambiará nuestro territorio rural el día después?
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¿Cómo cambiará el coronavirus la percepción del mundo rural?
¿Cómo cambiará el coronavirus la percepción del mundo rural?
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Hola buenas tardes, acabo de descubrir esta página la considero de gran interés.
Hace menos de un año me transladé desde Madrid a un pueblo pequeño agrícola y ganadero de Valladolid con idea de llevar a cabo un proyecto en varias fases de cara al asentamiento poblacional y generación de empleo. De aquello... queda la ilusión por hacer algo dada la falta de apoyo que he tenido manteniendo vigente la idea de "pueblo cuidador" de nuestro mayores y comenzando a trabajar a tal efecto.
Sin ánimo de demorar más mi opinión con mi historia vital paso exponer mi humilde reflexión acerca de la pregunta inicial.
Creo que la ilusión que estos temas nos generan porque realmente creemos en ello nos lleva a obviar:
Que verdaderamente en las ciudades es donde están las oportunidades de todo tipo.
Que en situaciones como la que estamos viviendo, el campo solo es querido para escapar del peligro de la "masificación".
Que es muy difícil tratar de cambiar la modernidad del pensamiento
( despectivamente llamado) urbanita.
Ante esto que no me desalienta ni mucho menos, tendremos que emplearnos muy a fondo y poco a poco. Ahora, sin los correspondientes apoyos REALES será muy difícil avanzar.
Hace una semana, el Gobierno Vasco anunciaba el cierre de los mercados de venta directa de alimentos por "razones de seguridad". Apenas unos días después, revertía la medida para aplacar la presión social abanderada por los agentes del campo con el apoyo espontáneo y enardecido de un montón de urbanitas.
Sí, esta situación incierta, inédita y distópica que vivimos nos está haciendo ver más que nunca el valor de los sectores primarios. Y ese es un paso muy importante, pero no suficiente. Es necesario avanzar más allá del plano meramente productivo, con transformaciones profundas, compromiso y sensibilización. Ir a la raíz, entender que el mundo rural y el urbano se necesitan mutuamente, y que la simbiosis no puede hacerse de cualquier manera. Solo tendremos futuro como país, un futuro justo y digno, si repensamos nuestro modelo de desarrollo, reforzando los puentes entre pueblos y ciudades, incentivando el consumo de proximidad pero también las explotaciones sostenibles, llevando la innovación social a los pueblos... Y, por encima de todo, convirtiendo el reto demográfico en un asunto político, social, económico y medioambiental de primer orden para todas y todos.
El mundo rural no se merece seguir siendo ese lugar exótico, romántico y en vías de extinción al que vamos para desconectar del estrés urbano, ni las ciudades pueden continuar creciendo como parásitos planetarios. Mucha gente que sabe de esto bastante más que yo lleva años diciéndolo. Ahora que la pandemia del coronavirus nos está dando una de las mayores lecciones de nuestra vida, ¿qué tal si la escuchamos de una santa vez, arrimamos el hombro y nos ponemos a trabajar?
Creo que el cambio está en las personas y no debiera haber diferencia entre el mundo rural y la ciudad. Las personas de los dos medios nos necesitamos y creo que con esta pandemia se ha demostrado que las personas necesitamos lo cercano, el km0, los desplazamientos cortos, que los servicios estén a mano, reducir la globalización y hablar de "GLOCALIZACIÓN". Obviamente para reducir la globalización y la dependencia que de ella tenemos, se debe cambiar la forma de consumir y pensar menos en el bajo coste. Ojalá esta crisis nos ayude a identificar todo "Low Cost", como perjudicial para la sociedad, aunque nosotros pensemos que es mejor por ser más barato.