Al ver esta noticia me he acordado del proceso participativo que coordinamos en Berantevilla, un pueblecito de Álava, para que la población decidiera qué hacer con un edificio recién adquirido por el Ayuntamiento. Las personas mayores tenían claro uno de los usos: bar.
Los bares son espacio de encuentro, de risas y juego, resguardo y nexo en los largos y fríos inviernos, motor económico, tractor turístico incluso. Y una cosa, desde luego, muy nuestra.