El cocinero que dejó los restaurantes de altos vuelos para salvar el bar de sus abuelos en el pueblo
En dos años que lleva al frente, este joven cocinero de 27 años ha transformado un negocio que sus abuelos abrieron en 1986 en Sedella, tras su vuelta de Suiza. Un ejemplo más de las joyas que se esconden en nuestros pueblos, y que son revitalizadas por jóvenes talentos que vuelven a su tierra para dar continuidad a un legado familiar, en forma de recetas culinarias con producto local.
Caray que bonita historia. Mezcla de cocina y tradicion, de lo nuevo y lo viejo, lleno de pasado y futuro.