Este fin de semana he tenido la fortuna de vivir unos días mágicos, llenos de luz y cariño junto a personas con la energía más bonica del mundo.
Tengo que reconocer que iba con las baterías bajas, la cabeza llena de ruido y la moral un tanto alicaída, pero todo eso cambio en cuanto pisé Letur. Un pueblo de apenas 930 habitantes, ubicado en el corazón de la sierra de Segura en Albacete.
Cada año se celebra en estas fechas un festival lleno de alma y ternura, un evento que no te puedes perder si te guías por el corazón. Lo más especial y que hace único LETURALMA es quien lo lidera, Rozalén, una persona llena de luz que con su cercanía, talento, sencillez, amor y pasión por su pueblo hace que Letur se llene de magia durante 3 días.
No tengo palabras para explicar y agradecer todo lo vivido estos días compartiendo instantes de verdadera comunión y belleza con personas maravillosas. Abrazos y momentos puros con Jordi, con Jesús, con Jacob, con Javi, con Juan Carlos, con Oscar, con Victor... con todas sus parejas, tan maravillosas, llenas de cariño, de sinceridad profunda, que hacen que vuelva a creer en el ser humano, en que si nos juntamos ante un propósito común podemos lograrlo.
Han sido días de compartir valores y un propósito claro de cuidar nuestros pueblos, de no cesar en el empeño de poner en el lugar que se merece al mundo rural; de entender que si queremos transitar hacia una sociedad más ética, justa y que cuida el planeta tenemos que hacerlo desde el mundo rural. Todos y todas venimos de algún pueblo, nuestra familia en algún momento partió camino a la ciudad buscando prosperidad, y pasado el tiempo hemos perdido nuestras raíces convirtiéndonos en piezas de un sistema competitivo e individualista. Es tiempo de recuperar esa memoria perdida, ese apego a la tierra, a la comunidad, a ver en nuestros pueblos un futuro real de esperanza y oportunidades que el cemento de las ciudades y la velocidad de un modelo económico despiadado ha hecho que olvidáramos.
Te invito este verano a tomarte un tiempo, unos días de reconexión en alguna aldea de nuestra España rural. Ese tiempo es el que me ha sido regalado estos días en Letur, un fin de semana que me ha devuelto la energía, la fuerza y la convicción de seguir trabajando por nuestros pueblos, por reactivar nuestros territorios rurales y procurar el cambio que queremos desde lo pequeño y con un nuevo diálogo con lo urbano.
Gracias Fran por tu hospitalidad y cuidado. Gracias Maria por abrirnos la puerta de tu casa, por ser luz, puro amor y el alma que da sentido a lo que he vivido estos días. Gracias Ismael por ser un hermano, un foco de inspiración y una persona extraordinaria en lo profesional y en lo personal. Y gracias Bea, cada abrazo, cada mirada, cada momento que hemos podido estar, eran todo corazón, verdad y sentimiento; ¡tienes una energía tan bonita!. Me siento una persona muy afortunada de haber podido coincidir en la vida con vosotras, no se como os podré devolver todo lo que me habéis dado, lo que si estoy seguro es que seguiremos caminando por un bien mayor como son nuestros pueblos desde la pasión, la voluntad y el cariño.
Y gracias Edu, amigo, por acompañarme estos días increíbles en Letur, sin tu compañía y sabiduría estoy seguro que no hubiera sido igual.
Estoy convencido que el año que viene volveré a Letur, a ese lugar donde se detiene el tiempo y donde se alojan las sonrisas y abrazos más sinceros.
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