Uno de los mayores desafíos que afronta el mundo rural desde hace años es el relevo generacional. 

Reto que, en el contexto actual, todavía se hace aún más urgente abordar. Y es que, además de la disminución de agricultores y ganaderos en nuestro país, tenemos un envejecimiento del sector, una pérdida de la propiedad de las tierras (que quedan, en la mayoría de los casos, en manos de fondos de inversión y grandes empresas agroalimentarias), y una falta de profesionales que den continuidad a la actividad. Porque la edad media de este colectivo ronda los 62 años y apenas un 4% de jóvenes se encuentra al frente de las explotaciones agroganaderas en nuestro país.

Un contexto que podemos trasladar también a otros sectores, como el de los oficios tradicionales o la artesanía. Ámbitos igualmente afectados, sino más, dada su menor visibilidad. 

Ante esta situación, es imprescindible tomar acción y unirnos…