Llega el final de un año muy difícil. Casi de un día para otro, cuando apenas 2020 había comenzado a quitarse el pañal, una amenaza microscópica invadió nuestras vidas con consecuencias impensables. En estos meses, el Covid ha puesto patas arriba nuestras previsiones, ha empachado viejas preocupaciones y engendrado nuevos miedos; nos ha forzado a confinar nuestras rutinas, a digerir soledades no queridas y sufrir despedidas a destiempo. Ha sido, sigue siendo, uno de esos intrusos sin invitación que nadie quiere en su fiesta. Y sin embargo, aunque cueste decirlo, su irrupción indeseable también nos ha traído cosas positivas. Muy especialmente, para el mundo rural.
Las restricciones en la movilidad, el temor a los contagios y las presiones de las grandes ciudades han hecho que todas las miradas se vuelvan hacia los pueblos. Esa enorme superficie de la tarta española, olvidada durante tanto tiempo por los poderes públicos y por la vida urbana, ha recolectado un protagonismo no buscado como antídoto a las amenazas de este cambio de era, como respuesta a la necesidad de un nuevo paradigma. Ha tenido que estallar la pandemia sanitaria más voraz de nuestra historia reciente para cosechar lo labrado y, ojalá, empezar a encontrar salidas al reto demográfico.
Ni vacía ni vaciada. La España rural está llena de gente arrolladora y de proyectos inspiradores capaces de proteger el patrimonio, impulsar la innovación, romper estereotipos y liderar la transformación social, económica y medioambiental que necesitamos. Por eso, hemos organizado la #GranKedadaRural del 30 de diciembre. Queremos demostrar que somos millones las personas que vivimos en pueblos y/o trabajamos para su puesta en valor, reivindicar el orgullo de ser rural y animar a seguir avanzando en este camino lleno de oportunidades. ¿Te imaginas la foto?
Bueno, y es que además nos apetece muchísimo acabar el año lo más juntas y juntos posible. A fin de cuentas, somos una familia. Una familia comprometida, apasionada y bastante bien avenida para lo grande que es. Por eso, se nos ocurrió echar mano de las tecnologías y organizar un súper encuentro. Teniendo la posibilidad de reunirnos, compartir y divertirnos online, ¿cómo íbamos a desaprovecharla? Hay que liarla, y bien gorda.
¡Súmate en este enlace y corre la voz! Hay entradas a 3 euros para las personas inscritas en Rural Citizen 2030 y gratuitas para las 150 primeras en apuntarse. A cambio, disfrutarás de una jornada llena de actividades: una feria de proyectos (poco a poco te iremos contando todos los detalles), networking trepidante para hacer contactos y contarnos la vida, verbena, DJ... ¡y mucho más!
¿Damos la campanada?