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El Reto Infinito

Simón Sinek, autor y conferenciante inglés especializado en liderazgo, en su libro “El juego infinito” nos acerca la pregunta: “¿Alguna vez te has preguntado por qué ciertas empresas sobreviven mientras que otras se quedan en el camino? Mi experiencia me ha enseñado que todas las empresas que perduran en el tiempo son las que juegan al Juego Infinito. Por el contrario, siempre que he visto una empresa caer es porque su líder ha jugado a otro tipo de juego, mucho más común en nuestros días, lo que yo denomino Juego Finito”.


Si llevamos este pensamiento de Simón Sinek al mundo rural podemos destapar una forma de afrontar los retos totalmente novedosa a la vez que compleja al tener que pasar de una mentalidad finita, en la que estamos acostumbrados a navegar, a una mentalidad infinita.


Como afirma Simón en su libro, los seres humanos damos prioridad a los resultados rápidos, a corto plazo, frente a una recompensa mayor en el futuro. Cometemos el error de buscar soluciones inmediatas a cualquier problema que se interponga en nuestro camino, sin tener en cuenta las consecuencias futuras.


Esta misma mentalidad es la que nos encontramos en el mundo rural, donde se responde de forma reactiva a los retos del territorio en el corto plazo, como la soledad, la movilidad, la perdida de población, la vivienda, la conectividad, … en lugar de procurar un pensamiento infinito que ofrece otra perspectiva a los retos concretos. Sinek afirma que los grandes avances en ciencia y medicina no se han conseguido de un día para otro. De hecho, han supuesto un gran esfuerzo y cientos de personas colaborando durante mucho tiempo para alcanzar un objetivo común. Jamás habríamos explorado el espacio con una mentalidad finita, tratando de buscar resultados en el corto plazo.


Los grandes desafíos, como el reto demográfico, requieren de líderes que faciliten los procesos, que persigan la colaboración, que tengan una mirada de cambio sistémico, clara y ambiciosa en los resultados por un propósito común, en definitiva de una mentalidad infinita.


Cuando jugamos al parchís, al monopoli o practicamos un deporte como el futbol o el baloncesto, estamos jugando a un juego finito. Sabemos las reglas que tenemos que cumplir, las sanciones que pueden pasar si no las respetamos, el número de participantes y cuál es el objetivo del juego.


Los líderes de mentalidad finita y jerárquica piensan en los resultados a corto plazo y en fortalecerse y ganar en lo inmediato; esto lleva a un beneficio efímero y en los que no podrá enfrentarse a los desafíos del mañana. Mientras que los líderes de mentalidad infinita, colaborativa y facilitadora dedican su energía a que el propósito común perdure en el tiempo durante generaciones.


Muchos líderes políticos, empresariales entienden el reto demográfico como un juego finito donde no hay unas reglas marcadas, más allá de las leyes y la constitución. No podemos definir un número concreto de participantes y no existe un objetivo claro, unos piensan en réditos partidistas, otros en ganar dinero. Un juego infinito como el reto demográfico es imposible que haya un ganador, es un juego que nunca termina. A lo largo de la vida, como en un juego infinito, los que hoy parecen ganadores mañana son perdedores y viceversa; debemos entender que el objetivo común es que todos permanezcamos en el juego. Las decisiones, las acciones tienen que contar con todos los participantes y generar un equilibrio entre el interés general o bien común, los intereses particulares y por supuesto el planeta.




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Magnífico artículo, totalmente de acuerdo, hace unos años oí hablar del "pensamiento catedral" que coincide con lo que llamas mentalidad infinita, desgraciadamente nuestra sociedad es cada vez más cortoplacista afectada por el problema de la inmediatez.

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Gracias Luis, me guardo el concepto de "pensamiento catedral" para leer sobre él. Y una de las tareas que tenemos es aprender a desacelerar; afortunadamente no toda la sociedad está en la inmediatez.

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