Conscientes, pero con dudas.
- Amaia Prieto
- hace 5 días
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Actualizado: hace 4 días
El siguiente 26 de Septiembre, estaré en La Gran Kedada Rural, y agradezco enormemente a las personas que han decidido que yo, Amaia Prieto, soy una persona capacitada para hablar sobre: “Puesta en valor del rural a través de iniciativas que transforman materias primas en propuestas innovadoras”
Pero no os voy a mentir, cada vez que tengo que enfrentarme a palabras como “Puesta en valor” o “innovación” me entra vértigo. La misma sensación que cuando estoy en un doceavo piso en alguna gran ciudad y se me ocurre mirar por la ventana (Supongo que por eso decidí que el pueblo era mi sitio). Por ello, haré lo que mejor se me da: hablaros de mi corta pero intensa trayectoria.

Os pongo en contexto:
Cuando tienes 20 años, estas acabando tus estudios y tu padre te dice que tiene una idea. Tú, que solo estas pensando en aprobar exámenes y entregar trabajos, que todavía no te has puesto las gafas de la vida real, que tu visión de futuro no va más allá del siguiente cuatrimestre, o que solo estas pensando en que llegue el verano, no eres capaz de visualizar hasta dónde llega esa idea. Ni siquiera eres capaz de creer en ella. Pero hay algo, un sentimiento, una señal, una fuerza mayor… que te dice que es una buena idea.
Con miedo, dudas e incertidumbre te lanzas a la piscina. Y durante los primeros años (y los no primeros) te preguntas una y otra vez si tiene sentido lo que haces. Pues bien, mi humilde experiencia me dice que la puesta en valor y la innovación es eso: plantearte una y otra vez lo que haces. La respuesta que obtienes a esta incesante duda, es tu proyecto y por consecuencia su desarrollo.
En este caso, como casi todxs estamos aquí por el entorno rural, diría que nuestro trabajo es principalmente convencer a las personas (puesta en valor) que tienen una idea equivocada, falsa o basada en tópicos de lo que hacemos o dejamos de hacer en los pueblos. Y además adaptarnos a los tiempos (innovación), no solo para que estas personas lo entiendan, sino porque los habitantes actuales de los pueblos, no somos los mismos que en antaño.
Por eso, (y cambio de tema) cuando hablamos de las materias primas, si me permitís, pondré un ejemplo muy claro. Que no es mío, sino de Marina Jimenez, estudiante de diseño en la UNAV que realizó las prácticas con nosotros el año pasado.
Marina, que tiene familia en Sesma (Navarra), nos contó que Sesma tuvo mucha tradición espartera. Un gran porcentaje del pueblo trabajó durante años para este mercado. Pero todos sabemos lo que pasó. La industrialización bla bla bla… Y el esparto se fue al carajo.
Pues bien, Marina dice: “Yo entiendo que hoy en día no va a haber 20 alpargateros en Sesma, porque las alpargatas y otros derivados del esparto se fabrican en grandes naves industriales, y tenemos que convivir con esto. Pero no por ello, vamos a perder todo el conocimiento que se generó sobre este material durante aquellos años. ¿No?”
En Baku Barrikupel creemos que los diseñadores tienen mucho que aprender de los artesanos y viceversa. Por ello, la sabiduría de uno aporta a la novedad del otro. Entender los materiales hace que el producto sea coherente. Coherente con el material, y por pura inercia, coherente con el diseño. Diseñar desde el material es pura lógica. Entender sus características, sus colores, como envejece o con qué otro material encaja mejor. No lo sé, para mi es mágico. Porque el material es el que te dice cómo tienes que diseñar y fabricar. Tus decisiones tanto técnicas como estéticas no solo dependen de ti. Así que en este caso, no solo tienes que preguntarte a ti misma si lo que haces tiene sentido, sino que también tienes que preguntárselo al material. Y aunque no hablemos el mismo idioma, tranquilxs, porque de alguna manera o de otra este manifestara su respuesta.
Para nosotros, este trabajo de escucha o de entendimiento con el material se hace más ameno en el entorno rural. Sin que la vorágine de los núcleos urbanos te coma. Mi padre suele decir, que en las ciudades el tiempo decide por ti. Y en el pueblo tú decides el tiempo que tienes. Esto no quiere decir que en el pueblo estemos más tranquilos, porque a decir verdad, no paramos. Pero incluso el no parar se hace de otra manera. Quizás es que no paramos porque el ritmo es diferente. Porque estamos donde queremos estar. Porque trabajamos como queremos trabajar. Y por consecuencia, la innovación no es fruto de una búsqueda, sino un resultado del disfrute. Por no hablar, de que la densidad de población y de industria hace que seas El Proyecto Innovador por excelencia. Único en su especie, por lo que hace, pero también por donde se ubica.
En fin.
La cosa es que: cada día verificamos una y otra vez este discurso, y creo que finalmente somos conscientes (siempre con dudas ¡Recordad!) que nuestro proyecto pone en valor el entorno rural a través de iniciativas que transforman las materias primas en propuestas innovadoras.
Para finalizar, os diré que, como una mesa redonda vale más que mil palabras, hablaremos de todo esto más profundamente el viernes 26 de septiembre en La Gran Kedada Rural. Y por supuesto, os animamos a que vengáis a ver qué otras conclusiones sacamos entre todos durante la jornada. ¡Nos vemos!
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